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domingo, 15 de enero de 2017

MI CASA, MI MUSEO, MI MAUSOLEO

Hace tiempo que estoy rondando la idea de hacer cambios en casa, hasta ahora quizás, por que no la vivía demasiado, por hallarme desplazado geográficamente por motivos laborales, bien porque no le daba la importancia que merecía en la distancia, pero ha llegado el momento de planteárselo pues lo que está claro es que pasamos muchas más horas de las que creemos en ella y tu casa deber ser tu refugio y tu santuario, independientemente que sea como un museo donde recoges la historia de tu vida y el mausoleo donde algún día, acabará resumida tu vida, como paso a la otra orilla.

Cuando te lo planteas y como espectador de tu propio teatro te das cuenta que tu casa como concepto no es sólo tu tarjeta de visita ante el mundo, sino es tu propio refugio y santuario. Al final y al cabo tiene que ser como tu propio reino, el lugar al que llegas y te encuentras feliz pues lo has creado hecho a imagen y semejanza de tus gustos criterios, incluso necesidades. El problema que surge, es que nosotros no somos los mismos en el transcurso del tiempo, e igual que cambiamos presuntamente evolucionando, también lo tiene que hacer nuestra casa como espacio vital, pues nuestra casa no sólo es una casa, es mucho más.

Nuestra casa debería ser nuestro hogar, nuestro templo, nuestra guarida, el lugar donde nos encontramos más seguros, tranquilos y relajados, protegidos y felices.

Hace poco me ofrecieron comprarme mi casa y la verdad es que me surgió la duda y después de mucho analizarlo me di cuenta que mi casa, me la había hecho a imagen y semejanza de como yo entendía la vida, de mis formas y costumbres, y fuera donde fuera no iba a encontrar aquello que yo había diseñado no solo como técnico, sino como persona y es que la clave para transformar una casa en un hogar está en los pequeños detalles que la hacen nuestra. 

Al final solo se trata de junto con la teoría del Feng Shui, iniciar el procedimiento de limpieza, donde el orden, la luz, las plantas y la decoración sean tus aliados. 

El desorden puede provocar estrés y por ello la importancia de que tus cosas no invadan todo el espacio, simplemente se trata de renovar y renovar implica deshacerte de aquello que no utilizas o al menos de derivarlas al trastero para intentar que el espacio que nos rodea sea lo más diáfano posible.

La decoración no sólo son objetos, cuadros y fotografías también las plantas y las flores tienen un impacto inmediato sobre la felicidad y a largo plazo tienen un efecto positivo en los estados de ánimo, además de incrementar el nivel de concentración. 

En cuanto a los colores es un elemento de vital importancia porque no sólo cambia el espacio y lo renueva, sino que cada tono puede hacerte sentir de una manera y unos pueden hacer que te encuentres más relajado que con otros. 

Al final solo se trata de saber elegir bien las formas, los colores, la iluminación y la disposición de los elementos para crear tranquilidad, alegría, recogimiento y rodearte de fotografías, elementos, esculturas, cuadros…, que te recuerden los sentimientos que tenemos en relación a otras personas y los que ellas sienten hacia nosotros, cosas y sensaciones que con el tiempo pueden cambiar por ello la necesidad de renovarte, pues tu casa es tu museo y tu mausoleo y el reflejo de tu yo actual.

Ferrán Aparicio
15 de Enero de 2016



miércoles, 5 de agosto de 2015

CUESTIONES PERSONALES



Dicen que las bicicletas son para el verano y no falta razón, como muchas veces esta época nos invita a descansar incluso a reflexionar sobre cuestiones personales que nos implican a nosotros mismos, como siempre, sin más.


La temperatura, el espacio vacacional, los días largos llenos de horas, el tiempo libre, el que lo tenga o lo disponga, que en realidad lo disponemos todos, son factores que nos ayudan a replantearnos de alguna forma si realmente estamos viviendo como queremos vivir y aún no es tarde para cambiar.

Si a esto le añadimos la absurda situación coyuntural de tanta pseudo ideología de fondo barato y cutre que nos van bombardeando por las redes sociales, entre unos y otros, y los de más allá, uno llega a la conclusión de que lo que importa responsablemente son las cuestiones personales que al fin y al cabo son las que sólo dependen de nosotros mismos.

Cuestionarse no es un castigo, sino todo su contrario es un procedimiento por el cual te planteas como vas errando inconscientemente por la pura rutina que llevamos los humanos del siglo XXI, sólo en determinadas ocasiones en que la vida nos da un palo es cuando planeamos un cuestionamiento integral personal.

En cuanto a aspectos exteriores, esto no supone ningún trauma, incluso nos viene bien una actualización desde un corte de pelo a ponernos a la última moda, el problema surge cuando hablamos de palabras mayores que afectan a nuestra zona de confort.

Hablar de zona de confort es hablar de personalidad, de profesionalidad, de trabajo, de tantos y tantas cosas y aspectos que confortan nuestra vida, incluso de vivienda, eso sin tocar la economía, también es tocar nuestras creencias aquello que hemos ido puliendo en el tiempo, pero reconociendo que el cambio es necesario o al menos cuestionable.

Hay gente que su vida es pura rutina y no necesita más, sin embargo aunque sea de una forma intuitiva podemos afirmar que la vida nos va llevando de etapa en etapa y esto de alguna forma hace que nos sintamos diferentes.

No es fácil enfrentarse a uno mismo, a ese yo verdadero, pues disuadimos aquello que no nos gusta obviándolo, pero es justo y necesario el plantearlo, pues sólo vivimos una vez y vale la pena sacarle partido al presente como medio de evolución al menos a un futuro inmediato.

Les animo a revisar sus actuales patrones y creencias como cuestiones fundamentales personales, pues yo ya lo estoy haciendo en esta etapa estival y en la lucha por el cambio espero valga la pena, por al menos haberlo intentado.

                                                                     Ferrán Aparicio
                                                                 5 de Agosto de 2015