La verdad es
que hay términos que sorprenden, por aquello que todo está inventado, pero leo
historietas como la teoría del dos puntos cero en relación a la difusión en los
medios de comunicación, y me viene a la cabeza cero punto dos, por aquello de lo
jocoso que me resulta.
Además del dos punto
cero, resuenan términos como branding, marca propia, mercadotecnia y un sinfín de
ellos que se ha engrosado en los nuevos temarios de nuevas carreras de diseño
industrial, diseño gráfico y otras hierbas, por decir un algo.
Lo que es cierto, es
que podemos y pueden llamarlo como quieran, pero lo que también es cierto que
simplemente se trata de conceptos asociados
en forma directa o indirecta al nombre o producto que alguien ha creado
y que el mercado identifica por una serie
de características que lo definen con un estilo propio.
Es cierto que diferenciarse
hoy resulta cada vez más difícil, pues las tendencias están muy focalizadas y
la diversidad es una realidad, con lo que hay marcas y productos para todo un
mundo consumista que sólo hace que elegir lo que le viene en gana en función de
sus medios y necesidades.
Sin embargo una de las cosas que vibra más en los productos
y especialmente lo que buscan los creadores del producto dentro del proceso que
intervengan es transmitir una emoción en
lo que crean, lo que en el elemento se llama pasión, trasladado a producción.
Independiente de la emoción existen otros factores que están psicoanalizados,
por aquello del trabajo en equipo, es decir cada vez trabajan más especialistas
en distintos temas en la creación de un producto desde el aparente diseñador gráfico
hasta el sociólogo y psicólogo, pasado por el filtro del economista y como no
supervisado por el especialista en marketing, por crear una de las múltiples
combinaciones que se me ocurre aporreando las teclas de mi ordenador.
Sin embargo desde mi punto de vista y llevado a la vida diaria o en
especial a mi vida y al grupo con que
empatizo y socializo, hay elementos que son básicos y cada vez triunfan más en
la vida moderna de cualquier producto, los productos sencillos.
También buscamos la
sencillez, tanto del producto como de su presentación, no es que estemos en una
etapa plenamente minimalista, pero ya estamos saturados de tanta creación
colorista, simbolista, repetitiva y combinativa.
Ferrán Aparicio
30 de mayo de 2015