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sábado, 20 de julio de 2019

SABER EXPRESARSE


Dicen los medios últimamente que un país creciente es un país centrado en la educación, y la verdad que no les falta razón. Pero si lo extendemos a otros parámetros como la sanidad, la comunicación incluso a sus políticas, el tema no es cuestión baladí y tiene sus propias connotaciones en  el más profundo sentido de cada uno de los términos.

Ferdinand de Saussure, se le conoce como el padre de la "lingüística estructural" del siglo XX, en este sentido trabajo sobre  el concepto del  signo lingüístico, determinando que es una unidad lingüística que puede ser percibida por el ser humano mediante los sentidos y que permite representar completamente un evento comunicativo en sus propios términos, siendo  una construcción social que funciona dentro de un sistema lingüístico y que pone un "elemento" en lugar de otro, pero es importante advertir que en la lingüística y en la semiótica la teoría define al objeto, y por lo tanto el signo es consecuencia de una perspectiva teórica.

De ahí surge la idea de saber expresarte en el sentido de: “no es lo que dices , sino como lo dices”, pues  el lenguaje es fuente de mal entendimiento.

No es nada fácil convertir nuestros pensamientos en palabras y expresarlas de tal modo que nuestro interlocutor las comprenda completamente, pues lo  que dices no tiene que ser entendido según como tú creas.

Así mismo, las palabras no son la única fuente de comunicación, pues son acompañadas por las actitudes, los gestos, las posturas, pues se puede decir algo con la lengua y otra cosa totalmente opuesta con el tono, la mirada o la actitud en general.

El mayor desafío de la comunicación se produce al hablar de nuestros sentimientos, emociones o percepciones, pues resulta imposible desligarnos de los sentimientos, emociones y percepciones que podemos generar al decir algo.

No nos comunicamos solamente para transmitir una información, sino que principalmente buscamos incidir de alguna manera en nuestros interlocutores, pues es precisamente la intención lo que define la esencia de cada mensaje.

Es bien cierto el dicho de que las palabras no se las lleva el viento y es por ello la necesidad de saber expresarte tanto verbalmente como  atender la comunicación no verbal, pues la comunicación humana es un proceso complejo, que siempre tiene algún grado de equívoco, y no siempre  depende solamente de las palabras que empleamos para decir las cosas ,sino de un sinnúmero de circunstancias.

Saber expresarse  también contempla  los tiempos de silencio y pausa, a efectos de no deformar aquello que realmente queremos transmitir, así mismo como serenidad y pertinencia.

En realidad, lo que entorpece la comunicación no es lo que dices, sino la forma como lo dices, pues en definitiva solo se trata de  tener la delicadeza de escoger las mejores formas para decirnos y decirles a otros lo que sentimos y pensamos, que al fin y al cabo solo se trata de saber expresar, como siempre sin más.

                                                         Ferrán Aparicio
                                                      20 de Julio de 2019


sábado, 20 de febrero de 2016

DUENDE


Hablar del duende es hablar del personaje misterioso que todos tenemos dentro y muchas veces aflora  sin avisar y que normalmente siempre trae consigo algo positivo y creativo, en cualquier campo o aspecto de la vida.

Pero el duende como tal es un  concepto intangible dentro del pensamiento intelectual, pues su racionalidad carece de fundamento, es pura pasión y de alguna manera reflejo de sentimiento.

Normalmente como concepto se asocia a las artes y  se asocia a un estado de expresión que refleja una emoción interior de cierta autenticidad, es como el personaje que nos habla desde el subconsciente y transmite ideas evocadoras de un tema que conscientemente o no, podríamos haber llegado a ellas.

Analizando el tema he descubierto el texto de Federico García Lorca, en  su brillante conferencia titulada "La teoría y la Función del Duende", donde  intenta arrojar algo de luz sobre el misterioso e inexplicable tristeza que vive en el corazón de ciertas obras de arte, donde el duende es el poder  y no la obra.

Simplemente transcribiendo algún párrafo de este ensayo se capta el anima del duende mostrando la relación entre el arte y verdad, entre ética y estética, sin más: "Todas las artes son capaces de duende pero donde encuentra más campo es en la música, en la danza y en la poesía hablada, ya que éstas necesitan un cuerpo vivo que interprete, porque son formas que nacen y mueren de modo perpetuo y alzan sus contornos sobre un presente exacto"

Sin embargo el duende como tal es un estilo vivo, esa forma lógica de hacer las cosas que aparece de nuevo y no se repite nunca, quizás porque nosotros no somos siempre los mismos y vamos mutando y evolucionando como un tránsito del alma en el que el personaje que exteriorizamos refleja la voz del arte, la voz del amor y en su esencia, el de la muerte que se nos aproxima.
El origen del término duende viene del espíritu de la evocación y de todos es conocido bien como conocedores bien como espectadores que viene desde el interior como una respuesta física y emocional de un acto de alguna forma expresivo.

Pero la estética del duende no entiende de palos,  ni de personas, ni de educación, incluso de clases sociales,.., y aunque habitualmente se le ha asociado al flamenco en cualquier expresión representa  el espíritu de la energía que ayuda al artista a ver las limitaciones de la inteligencia ayudando al artista a crear y comunicar  lo más  espontáneo de nosotros mismos sin ningún tipo de esfuerzo y de alguna manera consciencia.

Les animo como siempre a despertar a su duende como símbolo de ese poder misterioso que todos sentimos y tenemos y ningún filósofo puede explicar y racionalizar , pero como las brujas haberlas,…, hailas.

                                                          Ferrán Aparicio
                                                   20 de febrero de 2016