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martes, 7 de junio de 2016

LA VOZ DE LA CONCIENCIA

Tuve la suerte de educarme en un ambiente donde el sentido común era la ley del juego. Nunca recibí reproches ni riñas especiales, sino simplemente una invitación al ejercicio del sentido común,  cuyo consecuencia inmediata estimulaba la reacción de saber si yo había actuado bien o mal.

A la vuelta de la vida y con un grado de experiencia he llegado a tener ese sentido común  como un hábito innato, si bien ha aparecido coetaneamennte la voz de la conciencia como un aliado inmediato a ese habito.

Hablar de la voz de la conciencia es hablar de una propiedad del espiritu humano de reconocerse en sus atributos esenciales y en todas las modificaciones y en si mismo experimenta.

Todos de una forma u otra, y en un momento u otro sin llamar la atención especialmente hemos oído esa voz interior del conocimiento del bien que debemos hacer y del mal que debemos evitar, quizás de una forma inocentemente intuitiva pero con un conocimiento exacto y reflexivo de las cosas que nos estaban sucediendo o al menos intuíamos que nos podían suceder.

También es cierto que todo el mundo ni siente ni padece del mismo modo, quizás y solo quizás porque el grado de conciencia no es igual para todo el mundo y tiene mucho que ver con el conocimiento objetivo, el orden estético y por supuesto con los valores éticos y morales.

Sin embargo la voz de la conciencia aparece siempre en su justo momento, ni antes ni después y trata de persuadir la capacidad de conocer sentir y valorar, interponiendo la receta de los tres ordenes en sus justas proporciones.

Esta fenómeno natural nos da un planteamiento mezcla entre la intuición  el subconsciente traído a la conciencia y la propia inteligencia de poder valorar nuestras motivaciones, deseos y planteamientos dentro de un mundo de libertad propia, llevando todo este proceso bajo la voz de la conciencia a una negociación interna dentro de nuestras propias limitaciones, pero con la libertad de actuación que nuestra vida casi siempre nos da.

No hay que olvidar que recurrir a reflexionar lo que la voz de la consciencia nos indica, no tiene nada que ver con reaccionar con nuestros instintos propios, pues la racionalidad nos diferencia de otros seres vivos , para llegar a ser conscientes de lo que esta bien o mal , o al menos eso a nosotros nos lo parece.

Cada momento nos somete a una decisión, cada decisión origina conflictos y cada conflicto genera tensión, pero es importante escuchar y reflexionar sobre lo que la voz nos intenta comunicar, pues aunque no lo parezca todo tiene su sentido.

                                                               Ferrán Aparicio
                                                            5 de junio de 2016


                                  

martes, 31 de mayo de 2016

LA VIDA,..., SI VA EN SERIO.

LA VIDA SI VA EN SERIO

El otro día simplemente paseando y dejando la mente en  blanco, cosa que dicen que favorece la creatividad, me vino a la cabeza, no sé por que razón aquello de que “la vida iba en serio”.

Es bien cierto, que prefiero ser alegre que ser triste, como  casi todo el mundo, pero también es cierto que hay personas que siempre están contentas, incluso cuando luchan contra un montón de problemas y sin llegar a dramatizar, con aquello de “luchar con la vida”, pues por definición son palabras mayores.

Al final,  todo se trata de tener un hábito, por aquello de que los hábitos crean costumbres, y todo resulta más sencillo o simplemente te lo que parece, cuando el habito  de la alegría es tu propia conducta.

Agradecer estar vivos, por aquello de que todos hemos dejado a gente en el camino, es un hábito que te acerca a la alegría vital de levantarte cada día enfocando y visualizando las maravillas de la vida.

Es algo real que las personas felices se rodean exclusivamente de gente positiva, comparten sus valores y objetivos y te ayudan en un buen ambiente a cumplir tus sueños o simplemente a mantener ese grado de alegría que tú te has creado como un hábito llevado a costumbre por su asiduidad.

No se trata de discriminar a nada ni a nadie, simplemente se trata de aceptar a los demás por lo que son y el lugar que ocupan en la vida, sin tratar de cambiar a nadie, pero tratando de alegrar al día a todos los que causalmente encuentras o convives.

La reflexión como hábito tampoco es mala compañera en el sentido  de que continuamente estamos aprendiendo de aquello que vivimos especialmente cuando lo trabajamos desde el lado de la consciencia.

Al final sólo se trata de utilizar esos valores como la intuición, la creatividad y la confianza por decir un algo a modo de receta, para  en lugar de ver la vida llena de obstáculos y problemas, enfocarlos como una oportunidad para hacer algo positivo.

Aprender a confiar en tus instintos y usar tu creatividad para encontrar una solución, son dos pilares básicos, para haciendo lo que te gusta, disfrutar de tu propia satisfacción como un hábito alegre.

Tomarse un tiempo para disfrutar de la belleza que nos rodea, sin prisas pero sin pausas es también un hábito saludable, pues al fin y al cabo y hablando de habitos como costumbres,…, solo se trata de aprender a vivir en el presente en lugar del pasado o futuro , por que lo cierto es que la vida va en serio.


Ferran Aparicio
30 mayo de 2015