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viernes, 21 de septiembre de 2018

ALEGRIA VITAL


Ya llega el Otoño de nuevo , los ciclos son siempre como círculos en los que de una forma  dinámica nos lleva al mismo punto pero el tiempo como elemento arrollador lo va  sobrepasando todo y lo único que queda son las experiencias y en cualquier caso la expectativa de la alegría del vivir, sin más.

Todos en general reconocemos que el destino del hombre es la felicidad y que la pócima mágica de la salud, dinero y amor; es  a veces  insuficiente, pues erramos en no reconocer que el verdadero goce de vivir es para quienes saben ver y apreciar las cosas desinteresadamente, llegando finalmente al sentir como virtud más adecuada para realmente vivir.

Pero como todo en la vida, el calidoscopio de cada uno le hace sentir la felicidad de una forma y es claro que depende del funcionamiento de su celebro y de las causas que están detrás del sentimiento de plenitud y felicidad.

La capacidad humana en todas sus facetas, le permite a acceder a miles de posibilidades desde una introspección personal que fomente la felicidad y sobre todo la serenidad, evitando todo aquello que nos provoca ansiedad, miedos y en cualquier caso desesperanza.

Esta claro que todos conocemos gente que arrolla alegría, valora su tiempo y aman aquello de lo bello que es vivir, porque  aunque hay muchas formas de vivir la vida, también está aquella que  sea cual sea busque disfrutar de cada momento, nuestro momento, incluso los penosos como contradictorios a los alegres, a efectos de valorar lo que teníamos y ya no tenemos, sea lo que fuere.

En cualquier caso, la vida es muy breve y pasa muy rápido, eso lo sabemos todos; pero a grandes problemas grandes soluciones, la actitud positiva prima pues hay demasiadas razones para ser feliz.

Entre los decálogos de libros de cómo alcanzar la felicidad, es cierto que no existe una fórmula única, pues al fin y al cabo es algo personal incluso a veces terapéutico, pero me llama la atención de parámetros que se reiteran en cuanto a posicionamiento y contenido que generan la infelicidad como son: no vivir el momento, vivir en una rutina constante personal y circunstancial, la actitud irónica ante la vida y lo que nos rodea y la falta de perdón  tanto personal como hacia los demás.

En general y sin ponernos trágicos, no se trata de analizar nuestro pasado, sino esporádicamente no darle tanta importancia a cada etapa vivida, pues al final han sido etapas  y ahora estamos aquí y ahora.

Sólo llegaremos a buen puerto si somos capaces de comprender que la felicidad es un trayecto  y la experiencia un grado y sólo nos queda la alegría de vivir como modo de aceptar y ser conscientes de nuestros pensamientos, sentimientos y sensaciones tal y como ocurren como muestra que delata nuestro estado vital.

                                                                 Ferran Aparicio
                                                           20 de Septiembre de 2018


domingo, 15 de abril de 2018

PRIORIDAD ABSOLUTA


No ha notado usted últimamente que la vida va cada día más de prisa, que pasamos de lunes a domingo, de semana en semana, de mes en mes  , una y  otra vez y cada vez de una forma más rápida y que sin querer nos crecen los enanos , de una forma desmesurada,…, para acabar concluyendo sobre la necesaria organización del tiempo, de los recursos y de las fuerzas, lo que nos  obliga a una re-orientación que no conviene dejar simplemente en manos de la coyuntura de los momentos.

Al final como es evidente y dado que no llegamos a luchar, ni por supuesto a vencer en todos los frentes, simplemente se trata de  establecer prioridades, pues lo que está claro  que la clave está en los procesos sencillos y efectivos, ya que la sencillez es también la búsqueda de lo fundamental.

Independientemente que la propia sencillez va creando cadenas  como si de un silogismo se tratara, vamos encadenando ideas como el caso de que la sencillez como concepto y estado emocional es deseable, si bien la simpleza no lo es tanto, así como el hecho de que la sencillez es un saber, no un acopio de conocimientos, sino una forma de vida.

La sencillez no es una forma de resignación, ni de conformismo., ni indiferencia, ni desatención para con lo refinado, ni falta de implicación, es un estado que en tiempos difíciles y complejos, o contrariamente en tiempos tranquilos nos invita  razonablemente a reorganizar los principios generales de nuestra rápida existencia y consecuentemente, la  correspondiente escala de valores que conlleva esta situación de a quietud.

Desde ese estado de plenitud en la sencillez  comprendemos el alcance y el sentido del vivir, y el carácter pleno y efímero de la existencia, que se expresa en las experiencias cotidianas, pero sin embargo resulta chocante, lo llamativo que puede resultar, que nos veamos en la necesidad de recordádnoslo. 

Es bien cierto que en la era del consumismo, todo se nos vende como necesario e imprescindible, hasta que acumulamos más de lo que necesitamos y entonces nos paramos a pensar y distinguimos más claramente lo que nos falta y lo que nos sobra.

La felicidad y el éxito, siempre se ha pensado que están en el exceso, la exhibición y la vanidad y  que son valores son consustanciales a la naturaleza humana como seres sociales que somos. 

En general y hasta hace un tiempo , las personas  valorábamos  la alegría y los placeres y hacíamos todo lo posible por ser felices llenándonos de cosas y valores innecesarios, hoy en día y no sé si por hastío o porque ya tenemos demasiado y nos sobra la mitad de lo que tenemos , la alegría y el placer no se centra en  la ridícula exhibición de riquezas para provocar la envidia y el sentimiento de inferioridad de sus conciudadanos, sino que actuamos como utópicos, quienes  valoraban el tiempo libre  para dedicarlo a cultivar  lo que prioritariamente te resulta más placentero dentro cada uno de sus posibilidades y necesidades, al final sólo queda el hecho de cada uno establezca la prioridad de su propia senda y en cierta forma apartanos del mundanal ruido que emana del mass media social.

                                                              Ferrán Aparicio
                                                           15 de Abril de 2018

lunes, 15 de enero de 2018

MI SEXTO SENTIDO

Hablar de sexto sentido cuando sabemos que todos los humanos tenemos cinco es hablar de la capacidad natural de ser humano por intuir, anticipar o descifrar la sincronicidad de los acontecimientos y señales que nos ocurren diariamente.

Su manifestación es común y por todos o casi todos conocida es simplemente esa voz interior que nos llega desde la lucidez de esas corazonadas que nos adelantan o revelan un hecho, razón o simplemente una idea, pudiendo proceder del sentimiento o de nuestro pensamiento, siendo las sentidas las que provienen de nuestro interior y las pensadas de nuestra racionalidad.

El problema surge  en la baremación de la fiabilidad de ese sexto sentido y en cualquier caso hay que darle el valor que merece, pues al fin y al cabo son únicas y personales procedentes de nuestro cerebro de nuestro interior subconsciente y suelen ser la respuesta  adecuada a un instante de necesidad.

Los que somos abogado del planteamiento  de que las cosas llegan en su justo momento, ni antes ni después, confiamos en las señales , pensamientos y demás connotaciones que nos trasmite nuestro sexto sentido , desde la afinidad , a la empatía o simplemente a una observación puntual de advertencia.

 Su trascendencia así como su eterizad le permite el hecho de  siempre estar ahí, presente pero oculto, discreto pero guiando, modelando muchas de nuestras reacciones, de los caminos que tomamos en la vida, pues disponer de una buena inteligencia intuitiva es permitirnos profundizar más en nosotros mismos para adaptarnos mucho mejor a nuestro entorno, como algo personal e intransferible.

La faceta intuitiva del sexto sentido es un fabuloso sistema de supervivencia, pues de algún modo funciona, como un “sistema de alarma” y aviso a navegantes, cuando algo va a pasar ese sexto sentido nos avisa de un modo rápido y efectivo, se activa este fascinante circuito interior.

Es sin duda un don fascinante, y dicen que se desarrolla entre los cuarenta y cincuenta años, donde la consciencia de nuestro subconsciente se traslada al presente a través de estos procedimientos, eso sí desde la observancia no hay que perder la tierra de la vista

Es bien cierto que no somos gurús ni magos merlín en nuestras vidas , pero si sabemos que debes ver y tocar una cosa para creer en ella, cosa que en el caso de la intuición la creemos a ciencia cierta , como un fenómeno personal en el que creemos lo que sentimos y no vemos.

Al final y de una forma general  sólo se trata de escuchar tu voz interior, conectar con su soledad de forma frecuente y dejar la mente en blanco dentro de un procedimiento de meditación natural, fomentando la observancia y practicando  la atención plena, atendiendo a las corazonadas y no perdiendo de vista el contenido de los sueños, pues como dice el dicho tradicional, brujas haberlas hailas y al fin y al cabo el intelecto siempre tiene la razón, pero la intuición rara vez se equivoca.

                                                           Ferrán Aparicio

                                                     15 de enero de 2018

sábado, 20 de agosto de 2016

AQUIETANDO EL RITMO


Hay días que sin saber por qué o por qué no, uno aquieta su vida y reflexiona sobre todo lo que sucede a su alrededor y en la vida de uno mismo, esos días coinciden normalmente con acontecimientos como un final del año o un simplemente su propio cumpleaños o comúnmente cuando llega la noticia de la muerte de alguien cercano, que queremos o simplemente ha formado parte de nuestra vida.

Es bien cierto que la vida se compone de momentos, días, etapas,…, incluso años, pero lo que también es cierto que como en la vida misma estamos obligados a hacer más cosas con menos recursos y por ello aquietando el ritmo bien voluntariamente o bien circunstancialmente, te das cuenta que sólo se trata de enfocarse en las cosas más importantes en lugar de pasar el día apagando fuegos, por decir un algo.

Todos los humanos por definición queremos sacarle el mayor jugo a la vida y ser efectivos en aquello que nos interesa, pero sin embargo nuestros hábitos productivos están desenfocando la visión hacia el camino que realmente queremos coger, si es que en algún caso conocemos la dirección.

Al final de pensar en blanco durante un buen rato, llegas a la conclusión de que la clave está en organizar tu vida y la información que llega a tu vida de una forma más sencilla y de una forma más eficaz, en categorías apropiadas basada en cómo hay que accederla.

Dicen la gente hábil y práctica, que se trabaja la mitad con un trabajo ordenado, si lo proyectamos al conjunto de factores que integran nuestra vida, quizá y sólo quizá, la clave esté en crear el hábito de mantener tu vida organizada.

Tener una rutina que te permite empezar cada día con un plan sencillo y alcanzable y tener claro a donde nos lleva sea una de las pautas básicas no solo emocionalmente de sentirnos mejor sino de estar más satisfechos con el paso del tiempo.

La clarividencia de saber organizar y priorizar cuales son los aspectos más necesarios en cada momento y su escala de valores en cuanto a conseguir nuestros objetivos a corto y largo plazo, resulta una técnica infalible y ágil para avanzar cada día.

No sólo se trata de salir de la zona de confort pues al fin y al cabo si nos va bien no hay por qué cambiarla, sino de analizar si en esa zona estamos realmente plenamente felices.

La inconformidad es un acto de rebelión contra nosotros mismos y la finalidad un reto que nos mueve a otra zona que nos pueda mejorar el sentimiento de bienestar, por lo que te animo a aquietar el ritmo, a dedicar al menos unos minutos a pensar qué estamos haciendo y qué hacer con nuestras vidas , para salir de esas zonas improductivas no en el sentido económico de la palabra sino más bien emocionalmente, pues no hay mayor satisfacción de estar peleando al levantarme cada día por algo bueno y para mí , y se lo digo porque hoy es mi cumpleaños y este es mi auto regalo.

Ferrán Aparicio
20 de agosto de 2016