En estos momentos en las universidades van a abrir sus puertas y van a dar
comienzo las clases para los noveles alumnos, me pregunto cuanta gente ha
entrado a la universidad con algo de
vocación y quien no se ha preguntado con los tiempos que corren a que me dedico
y a por qué me decido.
Además de toda la burocracia de certificaciones,
identificaciones, ingresos y demás componentes de esta receta componentes de admisión,
está la dichosa nota de corte, que a favor o en contra ha jugado a que estos
noveles universitarios pudieran acceder al menos a sus deseos o en su lugar a la
lista de vacantes en las cuales han sido aceptados como recurso de última
generación.
Es bien cierto que hoy en día
nadie tiene el futuro asegurado, que la fuga de talentos es una realidad en
esta España querida y que sería mucho más loable tener vocación que
acostumbrase y fabricársela para ser al menos un correcto profesional, lo que
también es cierto, es que los jóvenes de hoy en día, por las entrevistas que he
tenido con ellos lo que les preocupa en primer lugar es cuanto se gana, en vez
si realmente es su vocación.
La información de los sectores
profesionales que corren en los últimos meses afirma que aunque con
dificultades han sobrevivido a la crisis, independientemente que la tasa del
paro ronda el 25% entre los universitarios que han acabado sus carreras y no
encuentran árbol donde ahorcarse.
Lo cierto es que algunas
profesiones han sido duramente golpeadas por el desempleo, especialmente
aquellas derivadas de la construcción y de la burbuja inmobiliaria en la que la
demanda es cero o menos uno, por decir un algo.
Las profesiones clásicas como son las vinculadas a la sanidad, la educación
y el derecho mantienen cuotas de paro bajas frente a las derivadas de la
comunicación y la protección al medio ambiente.
Hoy internet les permite acceder
a encuestas donde se determina con datos los profesionales que se encuentran
trabajando en un puesto relacionado directamente con su formación académica y
de alguna forma ratifican que la elección de su vocación ha sido un acierto al
pleno.
También es cierto que por la estadística
de edad mucha gente no está trabajando directamente en lo que se ha licenciado o para donde encaminaron sus estudios y se
encuentran haciéndolo en campos relacionados o próximos, sin ser necesario
comentar el caso de los ninis, que son los que fundamentalmente se ocupan en el
campo de los servicios, con vocación o sin ella o simplemente por dinero o
diversión.
Animo a todo el mundo que ha
empezado un proyecto de estudios a desarrollarlo y acabarlo con vocación, pues
no hay que perder la esperanza y pensar
que siempre hay oportunidades para trabajar en aquello que verdaderamente te guste,
sin perder la esperanza y con gran esfuerzo y como siempre , con algo de
suerte.
Ferrán Aparicio
30 de septiembre de 2015