Hay actitudes en la vida que son positivas y otras
negativas, como también las hay conscientes e inconscientes , pero lo que es
cierto en cualquiera de la actitud y
aptitud que nos posicionemos es que en
la vida hay que estar presente.
Y hablar de presencia vital
es hablar del Presente en presencia, mente y corazón, y ello
es lo que esperamos de esas personas que consideramos como significativas en
nuestro día a día, tanto las que están presentes como las que no lo están pero
las intuimos como cercanas.
Sin embargo, hay momentos a
lo largo de nuestra vida que empezamos a percibir ciertos vacíos, vemos cómo se
van rompiendo costumbres y aparecen los silencios, nos damos cuenta cómo vamos
cambiando, nosotros mismos , nuestras querencias , nuestras carencias y nos plantea en esa presencia vital ciertas
dudas.
Dicen que no hay ausencia
más dolorosa que aquella de quien a pesar de estar a nuestro lado, nos abraza
con la indiferencia, con la falta de atención o la ironía, en el fondo son formas de soledad pueden
ocasionar tanto sufrimiento, al cual hay que estar preparados para afrontar
desde la consciencia de la realidad.
Quien se ausenta es que no
desea estar presente, y en ocasiones, se crean complejas situaciones que se
alargan en el tiempo a través de las mentiras o las medias verdades, sin
embargo puede ser algo circunstancial pes por ello que muchas veces tendemos a
hacer suposiciones , cuando en la realidad es todo muy diferente y tiene la
indiferencia un racionamiento mucho más racional y justificado.
Cuando tenemos la cabeza en otro sitio dejamos de prestar
atención a lo que tenemos a nuestro alrededor, bien porque nuestra preocupación
está centrada en otros objetivos y razones, bien porque necesitamos de un
aislamiento vital para solucionar algo que nos aturde o preocupa.
Es por ello que si bien no
existen reglas para mantenernos en esa
presencia vital virtual , es fundamental tener unos principios y valores
manifiestos que den respuesta a lo circunstancial y en especial teniendo en
cuenta que tenemos que tratar a las personas con el mismo valor e importancia
que ellas te dan.
También es cierto que
tenemos que ser imparciales y ser
capaces de asumir que no debemos esperar nada de nadie, pues nadie está
obligado y el acto de reciprocidad es un acto natural y voluntario.
No es fácil expresarse y
menos cuando hablamos de lo que no sabemos, pero si podemos hablar y actuar de
todo aquello que practicamos, conocemos y encima nos gusta, independientemente
del posicionamiento de los demás hacia nuestros gustos.
Y sobre todo no te olvides
del valor de tu sonrisa, quiérete y valórate por todo lo que eres y no por lo
que alguien que no te merece te hace entender, pue tiu posicionamiento en la
realidad hace que tú no debas hacer lo
imposible por rodearte de personas que te quieran en su vida.
Ferrán
Aparicio
30 de Marzo de 2020