El hecho de que unos hermanos dejen de hablarse suele ser una circunstancia especialmente dolorosa, desavenencias, personalidades diferentes, decepciones... Son muchas las causas que pueden generar el desencuentro.
Cuando los hermanos adultos dejan de hablarse se experimenta un profundo sufrimiento y por llamativo que nos parezca, es un hecho frecuente, una realidad triste, pero habitual, esa en que la ruptura de los lazos fraternos deja inevitables vacíos y malestares permanentes.
Al final todo queda en enfados, desavenencias, y en definitiva tomar rumbos distintos… siendo muchas las causas que hay detrás de estas situaciones.
Así, parece que el hecho de que los hermanos adultos dejen de hablarse constituye algo problemático, algo de lo que no se habla en exceso. Sin embargo, es una situación que se da con más frecuencia de la que pensamos
La rivalidad entre hermanos es un fenómeno común y en ocasiones, puede darse el hecho de que un hermano sea el favorito de los progenitores y eso termina siendo origen de distancias, frustraciones y múltiples problemáticas y llegada la edad adulta es común que pueda producirse un distanciamiento.
Que dos personas tengan lazos de sangre tan fuertes no implica una compatibilidad o la facilidad para establecer una relación fluida. La genética no determina un mismo carácter, unos mismos valores, principios y rasgos de personalidad, es por ello que a menudo nos encontremos con hermanos claramente incompatibles. El estilo de vida, las aficiones o las parejas elegidas marcan territorios existenciales e ideológicos dispares que terminan con la gradual distancia.
Ocurre lo mismo cuando los hermanos se van de casa y forman su propia familia. Algunos invierten más tiempo en estar en contacto con los otros miembros, se esfuerzan en atender, en colaborar, en reunirse... peo otros en cambio, asumen una actitud más despreocupada y ello, es origen de problemas y pérdida de contacto.Es bastante común es el conflicto por las herencias que dejan los padres y en estos casos, es habitual que los hermanos peleen por la parte que le corresponde, o porque piensan que uno se está beneficiando más que el otro, aunque lo cirto que repartir por igual es difiucil salvo que se trate de dinero.
En definitiva si deseamos recuperar la relación con nuestros hermanos, es necesario aceptar y perdonar hechos del pasado y perdonar al otro y perdonarnos también a nosotros mismos, aunque no siempre se olvida en su totalidad, con voluntad y madurez, podemos reiniciar esos sentimientos y darnos nuevas oportunidades. La herida que suele dejar el distanciamiento con un hermano es permanente y profunda y Sanar ese lazo siempre es una buena inversión, si es que se puede o se quiere.
Ferrán Aparicio
1
de Septiembre de 2023
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