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viernes, 22 de marzo de 2024

LO QUE NO SABEMOS QUE TENEMOS

 Todos queremos creer, en lo más profundo de nuestras almas, que poseemos un don especial, que somos diferentes, que podemos conmover a otros de una forma particular, y que somos capaces de lograr que el mundo sea un lugar mejor.

En algún momento de nuestras vidas, todos nosotros tenemos una visión acerca de la calidad de vida que deseamos y creemos merecer. Y, sin embargo, esos sueños se han visto envueltos para muchos de nosotros en las frustraciones y rutinas de la vida cotidiana

A menudo, el dolor y la miseria son innecesarios y finalmente terminan cuando las personas se hacen cargo del control de sus creencias, sentimientos y acciones con objeto de modificar el proceso de sus vidas.

Desgraciadamente, la mayoría de las veces no lo hacen así. Se limitan a esperar y luego tratan de cambiar el mal resultado o, a menudo, se encogen y lo único que hacen es quejarse de su horrible vida, o se ven «fijadas» de alguna forma por otra persona.

No siempre resulta fácil capacitar a las personas para que se den cuenta de que pueden incidir en el resultado de sus propias vidas.

Todas estas personas jamás aceptaron que hubiera algo imposible. Todos nosotros esperamos y obtuvimos milagros a través de esta odisea, y en ese proceso hemos crecido y nos hemos convertido en algo más.

Todos ellos son gigantes en mi vida, son objetivos inaccesibles y en el fondo frustrantes y creo firmemente que  verdaderamente que en todos nosotros hay un gigante dormido.

Desde muy joven, desarrollé la creencia de que todos estamos aquí para contribuir con algo único, que en lo más profundo de nosotros mismos yace un don especial.

Sin embargo el concepto de frustración se define como el sentimiento que se genera en un individuo cuando no puede satisfacer un deseo planteado. Ante este tipo de situaciones, la persona suele reaccionar a nivel emocional con expresiones de ira, de ansiedad o disforia, principalmente.

Considerando como un aspecto inherente a la vida humana el hecho de asumir la imposibilidad de lograr todo aquello que uno desea y en el momento en que se anhela, el punto clave reside en la capacidad de gestionar y aceptar esta discrepancia entre lo ideal y lo real. Así, el origen de la problemática no se encuentra en las situaciones externas en sí mismas, sino en la forma en la que el individuo las afronta. Se entiende, desde esta perspectiva, que la frustración se compone tanto de una situación real ocurrida como de la vivencia a nivel emocional elaborada a partir de dicha situación.

Los individuos que presentan este modo de hacer, que no saben lo que tienen, se caracterizan también por poseer un razonamiento rígido e inflexible, con escasa capacidad de adaptación a los cambios no programados, debido a la cual interpretan como insoportable el deber lidiar con emociones más desagradables como el enfado o la tristeza y les conduce, por otra parte, a elaborar una serie de expectativas previas alejadas de lo racional, desmesuradas y extremamente exigentes.

                                                   Ferrán Aparicio

                                               1 de Marzo de 2024

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