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sábado, 23 de marzo de 2024

EL PRINCIPIO DE LA ATRACCION

La ley de la atracción es hablando en general, la creencia pseudocientífica de que la mente a través de los pensamientos, tanto los conscientes como los  inconscientes, influyen sobre las vidas de las personas, argumentando que son unidades energéticas que devolverán a la persona una cantidad de energía similar a la emitida.

La Ley de Atracción no tiene base científica y se basa en  una creencia popular pseudocientífica según la cual nuestros pensamientos atraen las cosas buenas o malas que nos suceden. Si pensamos de manera positiva, atraeremos eventos positivos; si pensamos de forma negativa, eso mismo obtendremos.

La frase "ley de la atracción" ha sido utilizada por escritores, teósofos, autores y filósofos. Según los partidarios de dicha ley, esto significa que los pensamientos que una persona posee sean estos conscientes o inconscientes, provocan consecuencias afines a lo que se desea. A este proceso se lo describe como vibraciones armoniosas de la ley de la atracción.

Así pues, esta ley sostiene que, por ejemplo, si una persona está todo el tiempo pensando en su falta de dinero, atraerá más situaciones de pobreza para su vida. Por el contrario, si se enfoca en ideas de riqueza, eso mismo recibirá. Básicamente, tendremos eso mismo que pensamos.

Vale la pena recordar que esta ley no tiene respaldo científico. Si bien es cierto que los pensamientos afectan lo que sentimos y hacemos, no es posible afirmar que atraigan ciertos beneficios o adversidades, o que nos hagan recibir favores o castigos del destino.

Esta ley enuncia que, por intermedio del pensamiento, es posible atraer lo deseado. Por este motivo se asocia a la ley de la atracción con la ley de mentalismo, uno de los siete principios que dice que todo en el universo es una creación mental y que el hombre, por intermedio de su pensamiento, crea su propia realidad.

En definitiva y a nivel práctico tenemos que reflexionar que cada situación que vivimos día tras día, cada acto, cada pensamiento y cada emoción se proyecta en algo más grande que se convierte en un influjo o aura que envuelve nuestra vida. Si constantemente tenemos pensamientos negativos, creamos emociones insanas y actuamos de manera acorde con ello, lo cual contribuye a perpetuar una atmósfera de acontecimientos perjudiciales.

De ahí la importancia de pararnos a pensar en el tipo de ambiente emocional que generamos. Por eso es esencial que manejemos de manera responsable lo que deseamos, lo que nos permitimos y lo que buscamos conseguir.

Para poder controlar dicha energía, sus proponentes afirman que deben saber qué es lo que uno quiere y pedirlo al universo

 Ferrán Aparicio

1 de Abril de 2024

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