Aunque la vida
siempre hemos aprehendido por concepto, que es simplemente un ciclo que empieza
con el nacimiento, la vida y su culminación con la muerte, nunca estamos
preparados para enfrentar la muerte de nuestros padres, aunque el deterioro y
las patologías nos vayan insinuando que el final se acerca.
La
muerte como tal hay que tratarla con naturalidad pues es parte de la vida, sin
embargo el corte del cordón umbilical definitivo es una gran adversidad que
difícilmente se llega a superar totalmente, quedando la resignación de asumirla y convivir con ella.
Después
de la muerte de los padres, la vida cambia mucho, quizás pues si lo piensas
fríamente te quedas huérfano siendo una
experiencia sobrecogedora, pues en el fondo de todas las personas siempre sigue
viviendo ese niño que siempre puede acudir a la madre o al padre para sentirse
protegido, pero cuando se van, esa opción desaparece para siempre.
Vas
a dejar de verlos, no una semana, ni un mes, sino el resto de la vida, si lo
piensas fríamente tus padres fueron las personas que te trajeron al mundo y con
quienes compartiste lo más íntimo y frágil, quienes te neseñaron a hablar,
andar , comer y tantas cosas que no existe suficiente agradecimiento para
reconocerlo.
El
problema del concepto muerte al menos en teoría, es entenderla y la muerte, en
sentido estricto, es del todo incomprensible, pues es uno de los grandes
misterios de la existencia, erl porque y para que si sabemos cuál es el final de
la historia, es por ello que parte de ese entendimiento y aceptación, es la
forma con que acontece la muerte de un padre o una madre, pues en el caso de
que la muerte ha sido precedida por una
larga enfermedad, la situación es muy distinta a cuando se produce de manera
súbita.
Cada
uno cuando somos huérfanos, hemos tenido unas circunstancias, y el tiempo de
las perdidas influye en la incidencia del dolor , si media poco tiempo, el
duelo será más complejo, pero sí en cambio, el lapso es más extenso,
seguramente estaremos un poco mejor preparados para aceptarlo.
En
mi caso y por No generalizar la muerte de mi madre ha supuesto no solo que se haya ido un cuerpo al que mimábamos,
sino todo un universo, un mundo hecho de palabras, de caricias, de gestos, un
padre y una madre en conjunción, que
ahora comienza a extrañarse de un modo inverosímil.
Es
bien cierto que cronológicamente la muerte no avisa, no se le espera nunca pero
aparece de repente pues la esperanza es lo último que se pierde, puede
presumirse, pero nunca anuncia exactamente cuándo va a llegar y cuando la vives
en vivo yen directo te das cuenta que todo el concepto se sintetiza en un instante y ese instante es
categórico y determinante, incluso
irreversible, simplemente se trata de dejar de respirar para dejar toda
una vida sintetizada en recuerdos, para concluir , aceptar y resignarse conb
que el ciclo se cumplió y es momento de
decir adiós.
Ferrán
Aparicio
5 de mayo de 2022